Micorrizas y trichoderma para cultivar marihuana

¿Qué son las micorrizas?

Se conoce con el nombre de micorrizas a la simbiosis que se establece entre las raíces de una planta y un hongo. Es una de las relaciones simbióticas más abundantes del planeta y suele estar presente en la mayoría de los hábitats naturales. Mediante esta unión, la planta recibe del hongo nutrientes y agua, y el hongo, a su vez, carbohidratos y vitaminas. Evidencias fósiles y estudios moleculares sugieren que la asociación micorrícica se originó hace ca. 462-353 millones de años y, desde entonces, su formación es indispensable para el éxito ecológico de la mayoría de las plantas sobre la Tierra.1 De hecho, se cree que su influencia fue determinante en la

expansión de la vida vegetal sobre la superficie terrestre.

Esta asociación mutualista fue descubierta a finales del siglo XIX, y se ha estudiado ampliamente a lo largo del siglo XX y XXI por su papel en la absorción de nutrientes de la mayoría de especies vegetales. Siendo un fenómeno tan extendido, el término micorriza se ha generalizado entre los usuarios, y con él designan a los hongos formadores de micorrizas, aunque tal denominación no sea del todo correcta.

Tipos de micorrizas

Las micorrizas se dividen en dos grandes grupos según su morfología y forma de penetración en la raíz: endomicorrizas y ectomicorrizas. En el primer tipo, el micelio del hongo penetra a nivel intracelular en el tejido radicular y, en el segundo, forma un manto alrededor de él. Ambos se pueden subdividir a su vez en función de su morfología, siendo la subdivisión más importante para la agricultura la de las micorrizas vesículo-arbusculares, un tipo de endomicorrizas que se caracteriza por formar una fina ramificación dentro de las células vegetales y que puede o no formar vesículas entre las células o en ellas.

muscaria
La amanita muscaria es un hongo formador de ectomicorrizas.
Imagen de MdE de Wikimedia Commons

La función principal de la micorriza es facilitarle a la planta la adquisición y absorción de agua, fósforo y nitrógeno, principalmente. Sin embargo, esta asociación proporciona otros beneficios, entre los que destacan: la protección ante el ataque de parásitos, hongos patógenos y nemátodos, influyendo en la producción de sustancias defensivas por parte de la misma planta; la limitación de la absorción de metales pesados tóxicos como el zinc y el cadmio que son alojados en sus hifas; aumento del área de exploración de la raíz, lo que incrementa el flujo de agua del suelo a la planta, etc.2 Además, mejora las propiedades físicas del suelo y promueve la actividad de bacterias y microorganismos beneficiosos.

Múltiples investigaciones científicas realizadas con muy diversas especies vegetales avalan la efectividad de la micorrización del suelo, que normalmente da lugar a plantas más sanas, vigorosas y productivas, con mayor resistencia a la sequía, mayor tolerancia a la salinidad, etc. y, teniendo en cuenta que permite reducir la aplicación de fertilizantes y otros compuestos, cobra especial importancia en la agricultura ecológica.

¿Qué es el trichoderma?

Conidios de trichoderma, por Ninjatacoshell de Wikimedia Commons

Un hongo que también es muy beneficioso para el cultivo es el trichoderma. Éste no actúa como formador de micorrizas, ya que no aporta nutrientes de forma directa, sino que su función es más bien protectora y vigorizante. Las especies de hongos del género trichoderma son saprofitas, aunque pueden parasitar a otros hongos si se les presenta la ocasión. Presentan un crecimiento rápido y son capaces de colonizar multitud de sustratos, pero su principal característica es que actúan como agente de control biológico al prevenir efectivamente las enfermedades fungosas del sistema radicular.

El trichoderma cuenta con diversos mecanismos de acción, siendo los principales la competencia por espacio y nutrientes, el micoparasitismo y la antibiosis. Es decir, al presentar un ritmo de desarrollo considerable, el trichoderma compite por la colonización del sustrato con otros hongos patógenos de forma efectiva. Además, tiene la capacidad de parasitar a algunos hongos y causarles la muerte, y también produce sustancias tóxicas para estos. Todo ello se traduce en notables beneficios para las plantas, lográndose el control biológico de enfermedades radiculares, la inducción de resistencia sistémica, la mejora de la absorción de nutrientes y el aumento de su solubilidad y en un mejor desarrollo del sistema de raíces.

Como curiosidad sobre el trichoderma, cabe mencionar que su acción sobre ciertos hongos es tan “efectiva” que determinadas cepas constituyen un gran problema en los cultivos de champiñones.

Hongos beneficiosos en el cultivo de cannabis

Las micorrizas en el cultivo de cannabis también producen los beneficios anteriormente mencionados, por lo que su uso está totalmente aconsejado para aquellos cultivadores que deseen aprovechar las oportunidades que nos brinda la naturaleza sin recurrir a productos de síntesis química. Si tienes la intención de emplear hongos beneficiosos para el suelo en tu cultivo, es muy aconsejable utilizar sustratos de origen biológico como turba o fibra de coco. De hecho, si utilizas algún tipo de microorganismo en el cultivo, como pueden ser hongos formadores de micorrizas, bacterias o trichoderma, debes evitar el uso de fertilizantes químicos y productosplanta de marihuana fitosanitarios demasiado agresivos, ya que los merman y dificultan su desarrollo y supervivencia, haciendo que su aplicación se convierta en una inversión inútil de tiempo y dinero.

Las condiciones del suelo influyen directamente sobre la capacidad de colonización de los hongos micorrícicos y también afectan al resto de seres vivos del suelo. En el caso particular del cannabis, se ha podido comprobar que la presencia de algunos metales pesados disminuye el porcentaje de colonización de las raíces.

Por otra parte, con todo lo anteriormente expuesto sobre el trichoderma, cabe preguntarse cuál es el resultado de la interacción entre éste y los hongos formadores de micorrizas, ya que puede establecer relaciones sinérgicas o antagónicas con otros microorganismos. Diversos investigadores han postulado que el trichoderma ejerce un efecto negativo sobre los hongos formadores de micorrizas arbusculares, reduciendo su porcentaje de colonización de las raíces. Sin embargo, otros investigadores han hallado evidencias de lo contrario.

Los resultados de la investigación sobre las interacciones entre hongos saprofitos y hongos formadores de micorrizas arbusculares difieren ampliamente, incluso cuando se emplean mismas especies de hongos saprofitos. Por ejemplo, se han observado efectos antagónicos, neutros y estimulantes de Trichoderma harzianum sobre hongos formadores de micorrizas arbusculares. Por otro lado, también se ha observado un efecto adverso, neutral y positivo de los hongos formadores de micorrizas arbusculares en la densidad de población de Trichoderma. Esta variación en la interacción entre hongos micorrizógenos y saprofitos puede deberse a las diferentes cepas de hongos saprofitos existentes.3

¿Cómo emplear los hongos beneficiosos en el cultivo de cannabis?

Normalmente, lo ideal es aplicarlos al sustrato antes del trasplante inicial para conseguir una inoculación temprana que favorezca el desarrollo de la planta desde sus primeros días de vida. El uso racional de fertilizantes biológicos preservará la actividad de los microorganismos en la zona de las raíces. En el cultivo en tierra, evitaremos realizar excesivas labores de labranza, ya que éstas conllevan la rotura de las hifas de los hongos.

Micorrizas arbusculares vistas con un microscopio
Micorrizas arbusculares vistas con un microscopio

Aunque a priori no podemos saber el grado de colonización de las raíces por parte de las micorrizas, ni el volumen de suelo que estaría ocupando el trichoderma sin el empleo de mecanismos de observación avanzados, sí que podemos comprobar si su aplicación está resultando positiva mediante el cultivo de “plantas control”. Se trata de ejemplares a los que no se les aplica el inóculo y que sirven como punto de comparación para ver el efecto de dicha aplicación.

Por último, hay que tener en cuenta que, dadas las posibles interacciones entre los hongos formadores de micorrizas arbusculares y las distintas cepas de trichoderma, lo más aconsejable para cultivar obteniendo sus beneficios es la aplicación de productos especialmente formulados para el cultivo de cannabis. Muchos de ellos ya incorporan mezclados hongos de ambas clases y bacterias.

Espero que te haya gustado el artículo y que pueda serte útil para optimizar tus cultivos bio. ¡Muy buenos humos!

Referencias

  1. Camargo-Ricalde, S., Montaño, N., De la Rosa, C., & Montaño, S. (2012). Micorrizas: Una gran unión debajo del suelo. Revista Digital Universitaria, 13(7), 3-19.
  2. Ibid.
  3. Martinez, A., Obertello, M., Pardo, A., Ocampo, J. A., & Godeas, A. (2004). Interactions between Trichoderma pseudokoningii strains and the arbuscular mycorrhizal fungi Glomus mosseae and Gigaspora rosea. Mycorrhiza, 14(2), 79-84.

El artículo completo se publicó en el nº 144 de Cannabis Magazine. Todos los derechos reservados.

Cosechar marihuana en exterior: cómo y cuándo hacerlo

El momento de cosechar marihuana es el más esperado por todo cultivador. Tras todo el tiempo, esfuerzo y cariño invertidos en el cultivo durante varios meses, al llegar el final del verano, obtenemos nuestra más que grata recompensa. Cosechar marihuana es una tarea relativamente sencilla, pero si queremos aprovechar al máximo la labor realizada durante toda la temporada debemos hacerlo adecuadamente. En este artículo explicaré brevemente cómo llevarla a cabo en exterior para poder disfrutar de nuestras flores al máximo.

Pasos previos

El primer paso para cosechar marihuana de forma adecuada empieza mucho antes de cortar, puesto que es imposible obtener una buena cosecha sin una buena floración y, a la vez, tampoco es posible que las plantas desarrollen un proceso de floración óptimo si no han tenido un buen crecimiento. De todas formas, come este texto trata sobre la cosecha, me centraré básicamente en aquellas acciones que debemos llevar a cabo antes de la misma y en los factores que pueden influir directamente sobre ella.

En primer lugar, en los cultivos de marihuana al aire libre, durante los días previos a la cosecha hay que vigilar que los cogollos estén libres de plagas y hongos en la medida de lo posible. Normalmente, la plaga que mayor daño causa a las flores en exterior es la oruga. Se la conoce popularmente con el nombre de «gusano del cogollo», y se trata de las larvas de las mariposas Spodotera exigua y Spodotera litorallis principalmente, al menos en España. Aunque al alimentarse no causan una lesión directa a las flores, sí que dañan a los tallos en los que se encuentran, lo que impide que la savia les llegue, de forma que acaban secándose. Además, las heridas que practican para alimentarse facilitan la infección por el hongo botrytis, que las aprovecha para penetrar en los tejidos vegetales. Este hongo es sumamente devastador y puede arruinar toda la producción en cuestión de días. Es muy importante controlar diariamente los cogollos para asegurarnos de que se encuentran en buen estado y tomar medidas urgentes si detectamos cualquier cosa que pudiera afectarles negativamente.

Larva de Spodoptera exigua.
Fuente: Nicotine Keeps Leaf-Loving Herbivores at Bay. PLoS Biol 2/8/2004: e250. doi:10.1371/journal.pbio.0020250

Para combatir las orugas utilizaremos el control manual (retirar y matar las orugas manualmente) y la aplicación de Bacillus thuringiensis, un producto de origen biológico que podemos encontrar en cualquier grow o tienda de jardinería. En caso de infección por hongos, si se tratase de oídio, aplicaremos a las hojas afectadas algún funguicida que no sea tóxico y que sea apto para el cultivo de cannabis. Es decir, durante la floración sólo aplicaremos productos que se descompongan fácilmente por efecto de la luz o el calor, evitando el azufre y el sulfato de cobre, cuyos restos  permanecen en las flores, ya que el cannabis, a diferencia de las hortalizas, no se lava antes de consumir. En caso de detectar botrytis, no hay nada que podamos hacer, salvo cortar la parte afectada, guardarla en una bolsa para impedir la dispersión de esporas, y tirarla. Asimismo, durante los días posteriores, vigilaremos especialmente la zona circundante a la afectada para asegurarnos de que la infección no se ha extendido.

Aparte del control de plagas y hongos, otra acción muy importante que debemos llevar a cabo durante los días previos a la cosecha es el lavado de raíces. Tanto si cultivamos en maceta como en suelo, este paso es vital importancia para mejorar el sabor de los cogollos, especialmente en aquellos casos en que hayamos podido abusar de los fertilizantes. Para llevarlo a cabo correctamente debemos regular el pH del agua en torno a 6,5, valor en que los minerales que solemos aportar al cultivo son más solubles. Aunque la mejor opción es utilizar agua osmotizada o de lluvia (sólo es apta para exterior). El momento de empezar a hacerlo es entre dos y tres semanas antes de cosechar, empezando por un primer riego con abundante agua, tras el que seguiremos regando con agua sola hasta dos o tres días antes de cortar, cuando dejaremos de hacerlo definitivamente.

¿Cuándo cosechar?

planta de marihuana

Aunque lo ideal sería cosechar en el punto óptimo de madurez de los tricomas, en exterior, no siempre nos será posible. A veces, el clima, los hongos o las plagas hacen que el cultivo resulte impracticable, por lo que cabe la posibilidad de que no podamos cosechar en el momento ideal. Aun así, es importante saber cuándo cosechar basándonos en la observación de los tricomas. Para saber en qué estado se encuentran necesitaremos una lupa de al menos cuarenta aumentos. Al observarlos con ella podremos determinar con bastante exactitud el momento de cortar. Tomando como referencia la fecha de cosecha indicada por el banco de semillas, iremos observando los tricomas con frecuencia. Cuando estén todos bien formados y una gran mayoría estén blanquecinos, junto algunos ambarinos (en torno a 20-30%), será el momento de cortar. No cortes las plantas cuando aún están transparentes en su mayoría, ya que esto indica no han madurado.

En cuanto al porcentaje de tricomas que deben estar blanquecinos o ambarinos, es un criterio que puede cambiar según los gustos de cada cultivador, por lo que se suele aprender con el tiempo en función de nuestros gustos personales.

No obstante, en exterior no siempre nos será posible esperar a que maduren los tricomas, puesto que, en algunas ocasiones, la climatología u otras complicaciones nos impiden seguir adelante con el cultivo. Uno de los factores que puede obligarnos a cortar antes de tiempo es una infección por hongos combinada con una climatología favorable para su desarrollo y dispersión. Si vemos que no podemos frenar el avance del botrytis o el oídio, es preferible que cortemos antes de perder la cosecha o de que el oídio alcance a los cogollos. Asimismo, si el frío llega con fuerza y comienza a helar a diario, dado que el desarrollo de las plantas será prácticamente nulo, es mejor cortar que dejar que éstas se estresen o que parte de sus tejidos muera por congelación. Las tormentas demasiado frecuentes también nos acarrean dificultades en el cultivo, ya que pueden hacer que las ramas se partan y queden totalmente inaprovechables si caen al suelo embarrado. Un golpe de viento fuerte puede llegar a partir el tronco de una planta adulta, por ende, si los temporales son frecuentes en la zona, tendremos que plantearnos seriamente la necesidad de cosechar para evitar que las plantas puedan sufrir lesiones importantes.

¿Cómo cosechar marihuana?

Una vez hayamos decidido cosechar, ya sea porque los cogollos están en su punto o porque no nos queda más remedio, deberemos hacernos con unas tijeras limpias y desinfectadas y unos guantes de látex. Si la cosecha es muy abundante, también necesitaremos cubos, cestas o cajas donde dejar las ramas que vayamos cortando.

cosechando marihuana

En el momento de cosechar, si las plantas son pequeñas, podemos cortarlas por la base del tronco para limpiarlas de hojas posteriormente. Si, por el contrario, se trata de plantas grandes o con un tronco muy grueso, es mejor e ir cortando poco a poco y rama por rama, empezando por las de la parte superior. Éstas contienen normalmente los cogollos que maduran más temprano por lo que, si el clima lo permite, podemos dejar las flores de las partes bajas unos días más para que acaben de madurar. Para facilitar el secado es bastante importante cosechar a una hora en la que la humedad relativa sea más bien baja, pero que tampoco haga un calor extremo, así que intentaremos hacerlo un poco antes o después del mediodía.

Mientras cosechamos, también examinaremos los cogollos para asegurarnos de que están libres de orugas y botrytis, ya que tanto esta plaga como este hongo pueden seguir afectando a las flores tras haber sido cortadas. Aunque los gusanos marchan poco a poco conforme se van secando los cogollos, el hongo botrytis puede acabar con la cosecha incluso en el secadero, por lo que, si detectamos el más mínimo signo de su presencia, apartaremos y tiraremos las partes infectadas, evitando la dispersión de esporas.

Limpieza tras la cosecha

Después de cosechar, con la yerba todavía fresca, deberemos limpiar los cogollos y quitarles las hojas. Se trata de un proceso llamado comúnmente «manicurado», en el que preparamos los cogollos para el secado. Durante el desarrollo de esta tarea quitaremos las hojas más grandes y desecharemos aquellas flores que estén en mal estado. Si retiramos con las tijeras alguna parte con botrytis, las desinfectaremos antes de continuar con la labor. Es importante lavarse las manos antes de “manicurar”, ya que la marihuana es pegajosa y las pelusas, restos de tierra y otros elementos podrían quedarse pegados. Además, de esta manera, luego podremos juntar la resina que se nos quede pegada para fumarla.

Dado que la cosecha de exterior suele guardarse durante bastantes meses, no es recomendable pelar demasiado los cogollos, ya que las hojas los protegerán de las fricciones que puedan tener lugar cuando movemos los botes y que los desmenuzan poco a poco.

El secado

 

Conforme vayamos limpiando los cogollos, los colocaremos en el secadero. La forma ideal de secarlos es colgando las ramas boca abajo, aunque si la cosecha es demasiado abundante, también podemos extenderlos sin amontonar sobre una superficie plana cubierta con papel de periódico. No obstante, hay que tener en cuenta que, si los secamos este modo, se pueden apelmazar por el efecto de su propio peso, lo que no ocurre cuando se secan colgados. Esto no influye en la calidad de las flores, pero sí en su aspecto.

El ambiente del secadero no debe ser demasiado seco, ya si las flores se secan muy rápido, pierden sabor y calidad. Lo ideal es que esté entre el 40% y 60% de humedad con una temperatura de unos 18 o 22 ºC aproximadamente. También es importante que el aire circule correctamente, pero sin exponer las flores a corrientes continuas, ya que se secarían de forma irregular. Un buen proceso de secado debe tardar alrededor de unos 15 días: si tarda más, los cogollos podrían pudrirse y, si tarda menos, quedar excesivamente secos y perder sabor y aroma.

Una vez que las flores estén secas, las pondremos en cajas de cartón o de madera durante un mes más para que se acaben de secar lentamente. Transcurrido este tiempo, las podemos pasar a botes de cristal o plástico para curarlas, o bien podemos mantenerlas en cajas, que procuraremos guardar en un ambiente que no sea ni demasiado seco, ni demasiado húmedo.

En resumen, para cosechar marihuana de buena calidad es imprescindible dar las mejores condiciones a lo largo de todas las fases del cultivo, especialmente en floración. Durante los días previos al momento de cosechar, deberemos revisar diariamente los cogollos para asegurarnos de que están libres de plagas y hongos. Asimismo, tenemos que lavar las raíces para evitar que las flores puedan saber excesivamente a fertilizantes. Uno de los puntos más importantes es cortar en el momento indicado, ya sea porque los tricomas muestran que éste ha llegado o porque es imposible seguir cultivando por cualquier razón. Mientras cosechamos y limpiamos los cogollos, debemos mantener las condiciones de higiene necesarias para prevenir la posible proliferación de enfermedades fungosas. Por último, pero no menos importante, procuraremos mantener las condiciones adecuadas del cuarto de secado.

Espero que te haya gustado el artículo y que pueda serte útil para llevar a cabo con tus cosechas en exterior. ¡Muy buenos humos!

 

Este artículo se publicó en el nº 27 de El Cultivador. Todos los derechos reservados.